España y el telégrafo óptico




El éxito del telégrafo de Chappé es evidente, tal fue el avance tecnológico que captó rápidamente la atención de los distintos equipos de información y espionaje de los países europeos y se apresuran para actualizar sus sistemas de comunicación y construir sus propias redes telegráficas. El segundo en llegar es Suecia, casi a la par de Hungría. España, Reino Unido y Alemania tampoco tardan en dotarse de este sistema.

Las primeras noticias en llegar a España sobre el artefacto aparecen el 14 de octubre de 1794 en un artículo de La Gaceta de Madrid en el que publican los resultados de las pruebas de Chappé. Pasan los años hasta que en 1799 se presentan varias propuestas de telégrafo óptico ante Carlos IV, este encomienda la realización del proyecto a un ingeniero científico llamado Agustín de Betancourt que adaptó el proyecto corrigiendo errores y optimizando ventajas.

Esto fue gracias a que estudió en París entre 1781-1784 donde pudo seguir de primera mano el trabajo de Chappé, posteriormente vivió en Londres (1793-1796), época en la que Murray construía el telégrafo óptico en Inglaterra. Tal experiencia le hizo perfeccionar el sistema logrando avances considerables con la ayuda del relojero suizo Breguet. Consiguieron tanto aumentar la velocidad de transmisión de los mensajes como mejorar la seguridad de captación de los mensajes de una torre a otra.

El sistema propuesto por Betancourt constaba de un mástil en cuyo extremo superior podía girar un travesaño en forma de T que giraba por su centro de gravedad en incrementos de 10 en 10 grados, consiguiendo así 36 posiciones, o signos, con los que obtenía 10 números y 26 letras. El telégrafo de Betancourt transmitía los mensajes letra a letra.

De vuelta a España, consiguió en 1799 que Carlos IV le encargara un proyecto para la instalación de una red de telégrafo óptico en España. Del citado proyecto sólo se construyó el tramo Madrid-Aranjuez que entró en funcionamiento en agosto de 1800.

Después del proyecto de Betancourt, del que solo se llegó a construir el tramo Madrid Aranjuez, se
abandona el proyecto de construir una red de telégrafo óptico en España debido, fundamentalmente, a la crisis del Gobierno y las guerras internas en el país. Pero, a partir de 1844 se proyecta una extensa red, aunque solo llegaron a construirse tres líneas: Madrid-Irún, Madrid-La Jonquera, y Madrid-Cádiz.

La vida útil de la red de telegrafía óptica fue corta a causa de la instalación, casi simultánea, de la nueva red del telégrafo eléctrico: la línea entre Madrid y Cádiz, la última en ser desmantelada, dejó de funcionar en 1857.

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