Historia de las comunicaciones hasta la aparición del telégrafo óptico.



Los sistemas de comunicación, muy seguramente el activo de mayor valor de la humanidad y que hoy en día es tan fácil de utilizar ya que con un simple gesto podemos enviar un mensaje desde nuestro teléfono móvil a cualquier parte del mundo. Pero llegar a este punto conlleva siglos de evolución asociados a los descubrimientos tecnológicos logrados por el hombre.
Dicha evolución ha estado siempre en simbiosis a la transmisión de información y pensamiento, desde sus inicios las noticias a transmitir solía ser para prevenir ataques de grupos enemigos, conocer el desarrollo y consecuencia de las batallas, avisar de acontecimientos notables, llevar órdenes y mandatos de la autoridad, etc.
Hemos pasado de comunicarnos por medio de cadenas de personas transmitiendo literalmente a voces un mensaje hasta llegar a su destinatario, pasando por almenaras de fuego para dar avisos, la introducción de los griegos por medio de banderas de distintos colores, las ahumadas (señales de humo), etc..
Pero la historia nos lleva a Francia, siglo XVIII, concretamente en el año 1792, ya durante la I República el país galo debido a los enfrentamientos con los países monárquicos se ve en la necesidad por iniciativa de Napoleón de aprobar un nuevo sistema de comunicación con el fin de agilizar las transmisiones militares y da vía libre al proyecto ideado por Claude Chappé ayudado por su hermano, los cuales hacen realidad el telégrafo óptico, una idea que llevaban procesando años atrás.

Su nombre nos da a conocer su función, tele(lejos)-grapho(escribir), también conocidos como semá(señal) foro(llevar) procedentes del griego. Dicho sistema cumple su primera misión en el año 1794, transmitiendo un mensaje desde Lille a París, en un trayecto de 230 kms para el que se utilizaron un total de 22 torres transmisoras. Fue tal el éxito que Francia se apresuro a extender sus redes de comunicación llegando al culmen de una red superior a los 5000 kms compuesta por 534 estaciones.
Este medio de comunicación supuso un gran avance que suponía el hecho de que un mensaje salido de París llegase a cualquier extremo de la nación en cuestión de 3-4 cuando previamente una persona a caballo necesitaría de 3 ó 4 días para llevar un mensaje de idéntico recorrido, pero la utilidad del telégrafo óptico fue breve debido al descubrimiento y puesta en marcha del telégrafo eléctrico a principios del siglo XIX que sustituyó e hizo caer en el olvido al fantástico avance de Chappé.

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